Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente, 2023
Textil de algodón teñido
Sin título
De la serie Entre la oscuridad, el espíritu, 2019-actualidad
Óleo sobre tela
Palimpsesto a.0168, 2019
Palimpsesto a.0251, 2019
Palimpsesto a.0263, 2019
Luz sobre gelatina de plata/virado en selenio
Proyecciones de un lago, 2023
Instalación audiovisual
Naturaleza urbana, 2024
Flores eternas y cemeto
Let it run all over me, 2023
Documentación de obra sonora in situ con cráneo de caballo, iluminación teatral, grabaciones de campo, voz y resonancias.
Vista de la instalación en el Túnel Subacuático de Lagan Weir, Belfast, Irlanda del Norte, el 25 de marzo de 2023. Fotografía de Simon Mills
El martes me convertí en nubes, 2023
Serie de visores de vidrio
Las formas pesadas del negro, 2023
Óleo y polvo sobre tela
Proyecto E.M.E x Lava
Zun Zún Jungla Insular, Círculo Cubano A.C
01 al 18 de febrero de 2024
I
Sin siquiera darnos cuenta, el brillo del cielo nocturno aumentó entre 2011 y 2022 un 9.6% por año. Más allá de la estadística dada por un grupo de científicos –aunada a las cifras disparadas por el colapso climático– esta noticia era un anuncio de los efectos que causaría la contaminación lumínica al metabolismo del planeta. Con la pérdida de oscuridad, aumentaron las temperaturas en los suelos y, con ello, sobrevino la extinción de otros cuerpos: se secaron los árboles y la tierra se quebró.
El ciclo de los seres vivos que habitaban y dormían de noche, se modificó sin lograr recuperarlo por más intentos de recrear el paisaje nocturno en espacios simulados. El canto de los grillos y el aleteo de los murciélagos sólo se conoce ahora a través de grabaciones de audio, siendo un recuerdo compartido entre generaciones.
La noche, que alguna vez se dio por sentada, se percibe como un paisaje que a lo lejos asemeja vegetación y niebla, pero de cerca es un recubrimiento de escoria y miasma. Los sonidos nocturnos son un recuerdo evocado por las frecuencias electromagnéticas. A través de ellas reproducimos un falso recorrido del viento, –ese viento aterciopelado que tocaba nuestra dermis–. Nos hace falta la noche. Mientras tanto, sólo queda la penumbra.
II
Penumbra es una exposición colectiva que reflexiona en torno a la oscuridad del paisaje en el presente. Cada una de las obras seleccionadas nos permite sumergirnos en ambientes que transcurren en el intervalo entre la luz y la sombra. La palabra penumbra se refiere a aquello que es casi una sombra, una oscuridad perceptible.
Imaginar qué pasa con la noche en el mundo contemporáneo nos lleva a virar al pasado y al futuro no desde una perspectiva lineal, sino como un torbellino de significados que atraviesan la historia colonial y del arrasamiento capitalista en las entidades naturales. La mirada impuesta por occidente del miedo a la oscuridad, la noche y lo salvaje del paisaje natural, ha fungido como pretexto para la devastación ambiental. Por el contrario, esta exposición nos inserta en las complejidades del paisaje frente al inminente cambio climático, cuya respiración nocturna contiene cualidades sociales, espirituales y vitales para la diversidad de ecosistemas que habitan el planeta.
— fernanda ramos mena + Adriana Flores Suárez
Artistas:
Andrea Bores, Santiago Amaya, Paulina Silva Hauyon, Perla Mata, Christopher Steenson, Valentina Guerrero, Rodrigo Suárez y Julia Carrillo.
Co-curaduría: Lava y Proyecto EME
Fotos de registro: Alex Mejía
Programa público
CONFERENCIA DE LOS PÁJAROS
Sala de té + instalación sonora de Layla Fasso y Guillermo Martínez de Velasco Conferencia de los pájaros es una sala de té e instalación sonora de Guillermo Martínez Velasco y Layla Fasso.
La sala de té es un proyecto que surgió del impulso de crear un espacio de interacción, descanso, discurso, y alimentación dentro y al lado de obras de arte y cultura.
El nombre del proyecto se toma del poema épico sufí persa "La Conferencia de los Pájaros", escrito por Farid ud-Din Attar en el siglo XII. Cuenta la historia de un grupo de pájaros que emprenden un viaje peligroso para encontrar a su rey, el Simurgh. Son viajeros, migrantes, refugiados.
Trás una investigación archivística, se recogió los cantos grabados durante el último siglo de ocho especies de aves supuestamente extintas de las Americas y Hawai’i. En los cantos podemos escuchar los calcados del pasado, la textura de las grabaciones, la añoranza de una criatura buscando su nido, su pareja, su comunidad o, tal vez, el Simurgh.